Jorge Juan y Santacilia, el científico español que «acható» la Tierra por los polos.

sellos españoles de Jorge Juan

Sellos españoles de Jorge Juan

En 1733, la Academia de Ciencias de Paris, deseaba acabar con la polémica entre los diferentes astrónomos sobre si la Tierra estaba achatada por los polos o por el ecuador. Así, considerando el beneficio que reportaría el conocimiento de la forma de la Tierra a la navegación y a otras disciplinas, determinó enviar una expedición científica a Laponia, en el norte de Finlandia, para medir un grado de meridiano bajo el círculo polar, mientras que otra expedición había de hacer lo mismo en el virreinato de Perú, en las cercanías del ecuador. El rey de España, Felipe V, dueño de esos territorios americanos, recibe la solicitud de su primo Luis XV para que permita a los académicos franceses viajar a Quito con el fin de medir un arco de meridiano bajo el ecuador y así obtener el valor de un grado terrestre. El Rey concedió su permiso, pero exigió la incorporación al grupo de dos Guardias Marinas aventajados en conocimientos matemáticos. Fueron elegidos el alicantino Jorge Juan y Santacilia y el sevillano Antonio de Ulloa que salieron de Cádiz en mayo de 1735 y, una vez reunidos con los académicos franceses en Cartagena de Indias, se dirigieron a Quito.

Instrumentos de medición utilizados por Jorge Juan

Instrumentos de medición utilizados por Jorge Juan

Las tareas de medición, que se prolongaron desde 1736 hasta 1744, se vieron obstaculizadas por las continuas disputas surgidas entre los académicos franceses, los recelos que su trabajo despertaba entre la población indígena y la animadversión de las desconfiadas autoridades locales.

Además, Juan y Ulloa hubieron de interrumpir sus observaciones en varias ocasiones para atender las llamadas del Virrey que les encargó organizar la defensa de las costas y plazas del Pacífico. Ambos marinos, al mando de sendas fragatas, patrullaron durante meses las costas de Chile y las islas del archipiélago de Juan Fernández, circunstancia que aprovecharon, al igual que desde su salida de Cádiz, para anotar rumbos, derrotas, corrientes y vientos, realizar observaciones astronómicas, barométricas, de latitud y del péndulo, así como para levantar planos de las costas, bahías y ciudades por las que pasaban.

En 1748, una vez en la Península, el Marqués de la Ensenada reconoció la importancia de las investigaciones llevadas a cabo y ambos publicaron conjuntamente la Relación histórica del viaje a la América Meridional sobre historia, geografía, etnografía y otras cuestiones del virreinato; y las Observaciones Astronómicas y Phisicas hechas en los Reinos del Perú, donde exponían los resultados científicos de la medición.

Sus conclusiones, puestas en relación con las obtenidas por la expedición enviada a Laponia, confirmaban el achatamiento de la Tierra por los polos, tal y como preconizaba el científico Isaac Newton.

A finales de 1748, Juan, es enviado a Londres en misión de espionaje industrial y, tras una arriesgada estancia de dieciocho meses, logra traer a la Península a decenas de técnicos en construcción naval además de libros e instrumentos científicos, planos y fórmulas secretas para la mejora de la industria de nuestro país, la organización de los arsenales ingleses y los progresos experimentados en el diseño y construcción de barcos. Con sus matemáticas mejoró el método inglés y sus planes se convierten en prioridad política.

Ensenada pone a Juan al frente de los planes de modernización naval en España, dirigiendo y supervisando las obras de construcción y reforma de los arsenales de Cádiz, Ferrol y Cartagena, donde construyó los dos primeros diques de carenar en seco del Mediterráneo, y elaborando el “nuevo método de construcción naval”: un sistema propio de arquitectura de buques en el que aplicó sus conocimientos de mecánica, hidráulica y cálculo diferencial e integral.

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En los últimos años, elaboró un plan meticuloso para la realización de una expedición para realizar el cálculo del paralaje del Sol, es decir, la medición exacta de su distancia a la Tierra. El fenómeno astronómico que mejor podría contribuir a la finalización del problema era el tránsito de Venus por el disco solar. Así la expedición dirigida por Vicente Doz salió de Cádiz en 1769 y el 3 de Junio midieron desde la costa de California el fenómeno astronómico. Los resultados fueron perfectos entre las diferentes mediciones y pusieron fin al problema de la determinación exacta de la escala del sistema solar.

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La Armada desconocida de Jorge Juan

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